Война - это не героизм, это зло и поломанные жизни. 

 

“¿Sabes que es lo que más me quedó grabado en la memoria? Los gritos de Ricardo: ‘Mi drago, mi drago, no me deje. Me dieron, mi drago, no me deje’. Yo le decía que no se moviera, pero sabía que ya le habían dado. Me arrastré hacia donde él, me miró y me dijo: ‘No, ya no.’ Eso fue lo último. No lo volví a escuchar”. Era 2013, en Norcasia (Caquetá), y esta tarde Gerson Ramos completa cinco años con las palabras marcadas de su amigo en la memoria.

“A veces grito en las noches y salto de la cama. Cuando voy donde la psicóloga ella me sugiere que trate de olvidar, pero eso es imposible. Sánchez y la manera como lo mataron siempre van a estar conmigo”, dice Gerson, soldado profesional dado de baja por discapacidad. Porque no son solo las pesadillas. A raíz de lo ocurrido aquella madrugada, perdió la movilidad en una de sus piernas, tuvo fractura en las costillas, una desviación en la cadera y múltiples cicatrices por todo el cuerpo.

El relato de lo que pasó es un monumento a la supervivencia. Después de que Gerson vio morir a su amigo, hizo tres disparos con el fusil pero reconoce que fue un error. Debido a la estela de fuego que dejaron los proyectiles, los guerrilleros del Tercer Frente de las FARC, se dieron cuenta del lugar exacto dónde estaba. Comenzó una balacera sin tregua. Ruidos de explosiones, vibraciones de los disparos que corrían por la tierra donde Gerson estaba tendido. Trató de moverse hacia adelante pero lo detuvo el primer quemonazo, ¡Fuuun! Espalda. Luego el segundo: ¡Fuuun! Pierna. Intentó moverse nuevamente y se arrastró hasta una cuneta empinada. Enterró parte del fusil en forma de estaca para no rodarse y se desmayó.

Esa noche la luna estaba llena. Gerson despertó y recordó que en el bolsillo del pantalón tenía el celular. Lo prendió para llamar a su cabo, que estaba al otro lado de la montaña, se dio cuenta de que tenía señal, pero poca batería. Marcó tres dígitos y se le apagó. El pecho le ardía. Por momentos sentía el sonido de las hélices de un helicóptero. Podría ser el rescate. Sintió un rafagazo desde el cielo, pero nunca vio la aeronave.

Era la una de la mañana. Tenía miedo: “El helicóptero se fue y me quedé solo y con frío porque estaba alto en la cordillera. Yo dije: ‘Quiero ver qué me pasó’, porque llegó un momento en el que no sentía mi pierna… la apretaba y no la sentía. El resto del cuerpo me dolía. Cuando me mandé la mano al glúteo, noté una herida enorme, profunda. No sé por qué me metí los dedos –tal vez para ver qué tan hondo–. Me entraron tres y me volví a desmayar”. Gerson se ríe al contarlo, pero es una risa difícil. Las manos le sudan. El bastón lo tiene apoyado frente a él, en la mesa del comedor de su casa en Florencia (Caquetá).

Cuando se despertó seguía con los dedos dentro de la herida, trató de sacarlos pero la sangre parecía haberse secado con ellos dentro de la carne. Gritó y solo le salió un mugido. Sintió el frío, sintió el miedo, sintió el desamparo. Estaba petrificado.

Desde la cuneta alcanzó a ver una señora y pensó que era la campesina que días antes había saludado junto a la tropa. Levantó un poco más la cabeza y se dio cuenta de que llevaba un fusil en la espalda, era una guerrillera. Gerson se hizo el muerto: puso su fusil sobre el pecho y se untó de su propia sangre en la cara. El cuerpo le empezó a temblar y no sabía si era por el frío o por el miedo. Escuchó a la guerrillera: ‘Aquí está, aquí está’ y Gerson pensó en su hija de tres años, en su esposa que había conocido en el bachillerato, en su papá que le había enseñado a trabajar el campo; pensó en por qué mierda estaba en esa montaña. ¡Por qué Dios mío!
“Pero la señora no se refería a mí –dijo–. Había visto a Sánchez tirado donde yo lo dejé. Se le acercó, le levantó el tronco, le puso el fusil en el cuello, disparó y el tiro le destapó la cabeza. Mi Sánchez, mi Sánchez”. Gerson no es capaz de seguir con la historia... “Yo me volví a desmayar”. Trata de reírse. Otra vez surge la risa difícil y mira el suelo. El sonido de ese tiro aún le vibra por dentro, en el pecho. Es un ruido ensordecedor, sin proporción, que no se va.

Lo que sigue es el rescate. Sus compañeros cuentan que se salvó porque había quedado casi enterrado en la cuneta a la que llegó arrastrándose. Vinieron los refuerzos y lo evacuaron en un helicóptero. Esa fue su última salida al área de operaciones. Duró dos meses con asistencia médica; luego, trató de combinar trabajos de oficina dentro del batallón con los ejercicios físicos de terapia, pero una junta de médicos realizada en julio del año pasado, decidió darle de baja y hoy está a la espera de una indemnización.

Gerson vive en la capital del Caquetá con su familia y gran parte del día la dedica a pensar en Sánchez o, mejor, en el hijo de Sánchez. Pocos meses antes de su muerte, su amigo había tenido un hijo con una novia en Florencia. Esa fue su mayor preocupación el último mes –cuenta–. “Como yo era el único que mantenía cargado el celular, se lo prestaba y escuchaba sus conversaciones… la mamá a veces llamaba solo para que Sánchez consintiera al bebé por teléfono”.

Gerson dice que lo quiere encontrar y ofrecerse como papá sustituto. Durante las largas conversaciones que tenían mientras patrullaban, se enteró de que el soldado era el único sustento para su novia y el bebé. Hoy, calcula, el hijo de Sánchez debe tener casi cinco años. Hace pocos meses preguntó por algún dato de contacto en el archivo del batallón y lo único que consiguió fue el teléfono de una prima que no sabía nada. Le prometió, sin embargo, que de enterarse de algo, lo llamaría. “Sueño mucho con él… lo veo con el tiro en la cabeza y me dice: ‘Mi drago, ¿mi hijo?’. El sacerdote de mi parroquia dijo que ofreciera misas por su alma, pero eso no me ha servido. La última vez que lo vi en sueños fue hace dos meses y me preguntó: ‘¿Dónde está mi hijo?’. Yo necesito encontrarlo”. Es como si hoy todos los recuerdos de Gerson se resumieran en esa búsqueda. No se atreve a decirlo pero, tal vez, encontrándolo logre descansar. No olvidar, pero descansar.

 

Еще по теме: 

Nivel B2. El gran apagón en España: la caída es improbable, pero recuperarse llevaría semanas (топик)

La barrera natural que detendrá a nuestro peor enemigo (аудирование)

Nivel B1. Maltrato animal en Tailandia (топик)

 

Как запомнить больше? Очень просто - практика. Мы подготовили огромную базу текстов, аудио и видео с упражнениями и вопросами для обсуждения. Работая с ними, ты расширишь свой активный словарный запас за короткое время. Подпишись на курс "Тексты на испанском с нуля"